Hoy en día los dispositivos electrónicos nos invaden. La mayoría de nosotros ya disponemos como mínimo de un Smartphone y, a partir de ahí, ya se pueden ir sumando algunos más, como los ordenadores, las tabletas, videoconsolas, Smart tv, etc. Estos dispositivos son usados casi el 100% de nuestras horas diarias y han supuesto una mejora en nuestras vidas o, por lo menos, esa intención tienen: mejorar nuestra calidad de vida (Aunque no estemos de acuerdo con ello completamente). Estas mejoras también causan en la población adulta aislamiento, falta de atención y trastornos de adicción. Pero, ¿qué incidencia tienen en la población infantil?
Actualmente la mayoría de niños tienen acceso a estos dispositivos. En consulta, son muchos padres los que reflejan una preocupación por el uso de los aparatos electrónicos. Sin embargo, si entramos en un restaurante, es muy probable encontrar una familia al completo disfrutando del almuerzo o cena y a varios de sus miembros (casi siempre los más pequeños) comiendo también su comida, pero sin apartar la mirada de una Tablet o Smartphone que le ha proporcionado sus padres con su serie o contenido preferido para que se entretenga.
Esta escena se repite mucho en la actualidad, cosa impensable hace unos años, y que causa reacciones encontradas. Por un lado, vemos como un niño está entretenido con contenido educativo y esto hace que “no moleste”, y por otro vemos a un niño que no interactúa con nadie y que no sabe entretenerse de otra forma si no es con ayuda de la tecnología.
Ambas reacciones son igual de válidas, ya que se habla mucho sobre los efectos positivos y negativos que tienen en la infancia el uso de estos aparatos. Si tenemos en cuenta la parte positiva de estos usos podemos encontrar que los niños aprenden mucho a través de las aplicaciones, ya que algunas están creadas con el fin de mejorar la atención, lectoescritura, memoria, cálculo mental, etc.
El contenido está disponible de forma sencilla y directa, además puede ser seleccionado por sus padres, eligiendo así el más adecuado. Por otro lado, que un niño use una aplicación o dispositivo no tiene que significar que juegue aislado, es decir, puede jugar con su familia, con sus amigos, o incluso con personas de todo el mundo (siempre con supervisión), socializando y encontrando en los demás intereses comunes.
Como hemos visto podemos encontrar aspectos positivos, pero como decía anteriormente, también contamos con aspectos negativos, ya que un niño frente a una Tablet o Smartphone es en la mayoría de ocasiones, un niño que no habla, que no interacciona con nadie y por lo tanto un niño aislado. También la facilidad de dar al niño un contenido de entretenimiento sin esfuerzo alguno hace que no estimule su creatividad e imaginación y, sin la supervisión adecuada y necesaria, el niño puede acceder a contenidos no permitidos (violento, íntimo…) con los problemas que ello supone. A demás, en los niños se dan efectos negativos al igual que en los adultos, como la adicción y la dependencia (sobre todo si el uso de estos aparatos se da sin ningún tipo de límites), y la obesidad y problemas posturales, ya que un niño sedentario que no hace deporte y que pasa su tiempo de ocio encerrado con su dispositivo tiene un alto riesgo de padecer éstos problemas. Por último, el sueño infantil también se puede ver alterado por el uso de los dispositivos, provocando dificultades para conciliar el sueño e incidiendo negativamente en su rendimiento académico.
Una vez analizadas algunas de las ventajas e inconvenientes que se dan a raíz del uso de las tecnologías en los niños, ¿qué consejos deben tener en cuenta los padres para evitar un uso indebido?
– Los padres somos modelos para nuestros hijos. Si los pequeños de la casa ven que sus padres no se despegan de sus dispositivos, juegan a la consola durante horas, no salen a la calle o siempre tienen el portátil encendido, lo más normal es que los niños imiten ese comportamiento. En cambio, si ven que sus padres hacen un uso normal y además, tienen un tiempo de ocio de calidad al aire libre alternativo a la pantalla, será más sencillo que copien ese modelo.
– Los niños no ben estar solos cuando usen los dispositivos. La supervisión de un adulto que seleccione el contenido y las aplicaciones que el niño puede usar y que, además organice el tiempo de uso (comienzo y final) de los aparatos es imprescindible.
– Los dispositivos no sustituyen ni a los amigos ni a la educación. El niño debe conocer más tipos de juego y estar al aire libre, la pantalla nunca debe ser la primera opción.
– Se debe motivar a los niños a disfrutar del tiempo al aire libre y a hacer deporte.
– El uso del dispositivo no debe ser un modo de callar o entretener rápido y fácil. El niño debe ser capaz de estar tranquilo, comer, disfrutar de la compañía ajena y entretenerse sin usar una pantalla.
Autor: Jesús García Vélez.