El exceso de actividades extraescolares

Hoy en día los padres dan mucha importancia a que sus hijos realicen actividades fuera del horario escolar, es decir, las conocidas actividades extraescolares. Ya sea un deporte, clases de refuerzo, aprender un idioma o tocar un instrumento. Estas actividades tienen muchos beneficios, de eso no hay ninguna duda, como por ejemplo que ayudan a los niños más retraídos a que socialicen más, estimulan a los niños más pasivos o sedentarios, mejoran la seguridad y la autoestima en los casos en que los niños tengan dificultades en alguna asignatura, etc. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es necesario compaginar estas actividades con tiempo de ocio, es decir, con actividades lúdicas, e intentar establecer un equilibrio entre ambas. Una agenda excesiva o cargada de actividades de aprendizaje puede provocar ansiedad o estrés infantil dada la dificultad de dar respuesta a todas las actividades cotidianas.

No debemos obsesionarnos por tener unos hijos preparadísimos o en buscar sus talentos. Muchos padres piensan que jugar es una pérdida de tiempo y que para perder el tiempo lo mejor es tener a los hijos ocupados en alguna actividad y que aprendan algo. Sin embargo, jugar no es una pérdida de tiempo. Muy al contrario, es un tiempo fundamental para el aprendizaje, una inversión de futuro, y la carencia de tiempo de juego tiene consecuencias indeseables. Niños estresados, empachados de información y actividad, con dificultades para concentrarse o para la lectura, incapaces de disfrutar del momento y siempre preocupados por la siguiente actividad. Ocurre también que los niños al estar absolutamente planificados y dirigidos por adultos no saben qué hacer y se aburren si alguien no les organiza el tiempo o el juego, tienen poca capacidad de decisión, escasa creatividad y nula propensión a inventar o descubrir, y les resulta difícil relacionarse, negociar con sus iguales, trabajar en grupo, autorregularse o resolver sus problemas solos.

También es necesario tener en cuenta que, en muchas ocasiones, es la jornada laboral de los padres la que determina el tiempo que los niños ocupan en actividades extraescolares. Los padres necesitan mantener a los pequeños ocupados después de la escuela, hasta que acaben de trabajar y puedan cuidar de ellos. Pese a que a veces se trata de una necesidad, es importante, como recalco en el párrafo anterior, no abusar de estas actividades y tener en cuenta diferentes aspectos para escoger las más adecuadas para cada niño.

Al elegir una actividad extraescolar para nuestro hijo es fundamental que pensemos siempre en el niño, y no por ejemplo en ocupar las horas de trabajo. A continuación, expongo unos aspectos que pueden ayudar a la hora de elegir las actividades más adecuadas para cada niño. Para ello, hay que tener en cuenta:

  • El presupuesto disponible y la oferta de cada centro: Hoy en día, la mayoría de escuelas e institutos disponen de una gran variedad de actividades extraescolares y algunos ayuntamientos ofrecen actividades sin apenas coste económico favoreciendo que muchas actividades están al alcance de muchas familias.
  • No sobrecargar al niño con tareas extraescolares y asegurarse de que dispone de tiempo libre para actividades de carácter lúdico: Las tareas posteriores a la jornada escolar no deben ocupar el tiempo de actividades necesarias para los más pequeños como descansar, hacer los deberes, jugar y pasar tiempo con la familia.
  • Las circunstancias y el carácter de cada niño: Obviamente unas actividades que son adecuadas para unos niños pueden no serlo para otros, ya que cada niño es diferente y tiene sus particularidades.
  • Dar preferencia a los gustos del niño y que así esté motivado: Es importante que los pequeños den su opinión sobre las actividades que les gustaría practicar y, aunque los padres pueden orientar, nunca deben escoger o imponer una actividad. Sólo así los niños estarán motivados y podrán divertirse, al mismo tiempo que desarrollan sus capacidades en la materia en cuestión. Si la actividad se convierte en una obligación, la respuesta del niño puede ser contraproducente, además de generar estrés.
  • Hacer un seguimiento de las actividades del niño y saber cómo evoluciona: es importante que los padres se involucren en las actividades extraescolares de los niños y sepan cómo evolucionan. Es importante hablar y preguntar a los profesores o monitores de la actividad, pero más aún lo es hablar con los propios niños. De esta forma se podrá detectar si se sienten estresados, desmotivados o cansados, y si estas actividades afectan a su rendimiento escolar.

Autor: Jesús García Vélez.