En ocasiones, son muchos los padres que traen a consulta a su hijo por evidencias de mal comportamiento en algún contexto en concreto (escuela, casa….) o en varios de ellos. Tras la entrevista inicial con los padres e hijos se suele evidenciar una situación de crisis en el matrimonio o en la pareja. A veces no es tan claro al principio y hay que esperar unas sesiones más hasta que un dibujo de la familia, por ejemplo, hace saltar la alarma. Esto no quiere decir que los padres que llevan a sus hijos al psicólogo por comportamiento disruptivo se comporten así debido a, como decía anteriormente, una crisis en el matrimonio o la pareja. Pero sí que se suele dar en un alto porcentaje.
Hay que tener en cuenta que, en España, el aumento de las separaciones matrimoniales ha sido un hecho evidente, sobre todo a partir de los años 90. Según los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), desde 1991 hasta 2006 las tasas de divorcios han crecido un 277%, colocando España como el país de la Unión Europea donde más divorcios tiene lugar.
Durante el año 2014 se produjeron un total de 105.893 sentencias de nulidades, separaciones y divorcios, lo que supuso una tasa de 2,3 por cada 1.000 habitantes.
El total de sentencias en 2014 experimentó un aumento del 5,4% respecto al año anterior. El número de divorcios se incrementó un 5,6%, el de separaciones un 2,7% y el de nulidades otro 2,7%.
La práctica clínica verifica que la experiencia de la separación es un acontecimiento especialmente estresante tanto para los padres como para los hijos. La asociación Americana de Psiquiatría dice que “el divorcio de los padres representa una experiencia muy estresante para los hijos, con consecuencias a corto y largo plazo” (APA, 1987).
Teniendo en cuenta estos datos, y si finalmente se produce una ruptura entre los padres, debemos ser conscientes de que es una situación que puede ocurrir como otra cualquiera y estamos en la obligación de hacer, dentro de los posible, esta situación lo menos complicada para nuestros hijos.
Un aspecto fundamental a la hora de enfrentarnos a una separación o divorcio es la forma en la que vamos a informar a nuestros hijos al respecto.
Para ello os presento 10 consejos esenciales que hay que tener en cuenta a la hora de informar a los hijos de la separación:
- Presentar la ruptura como una decisión conjunta. Sería importante que el padre y la madre hablen serenamente y en tono respetuoso por turnos. Nunca llegar a las descalificaciones.
- Que las explicaciones sean generales, es decir, que no se recurra a dar grandes detalles sobre el porqué de la ruptura. En este primer momento, detallar sobre la ruptura o dar información sentimental más privada producirá más daño emocional en los hijos.
- Hacer hincapié en que ellos no tienen ninguna culpa sobre la separación de sus padres- Hay que dejar claro que es una decisión íntegramente de los padres y que ellos no pueden hacer nada para cambiar la situación.
- Dar información de cuál será ahora la situación de ellos, con quien van a vivir y los cambios que afectarán a sus rutinas diarias.
- Es de vital importancia que no se dramatice la situación o se tengan comportamientos victimistas.
- Dejar claro que no existe un padre bueno y un padre malo, y nunca mentir a cerca de la realidad de la separación.
- Aclararle al niño que lo que deja de existir es el vínculo de pareja como tal, pero que jamás desaparecerá el vínculo padre-hijo.
- Si en algún momento durante este proceso uno u otro “pierde los papeles”, hay que intentar reconducir la situación de manera más racional y calmada.
- Favorecer un clima de apertura a la hora de que los hijos expresen lo que sienten y piensan o, por el contrario, respetar que quizá de momento no quieran hablar de ello propiciando otros momentos, pero nunca desde la presión.
- Responder a las posibles preguntas de los hijos desde la sensatez y el sentido común.
Autor: Jesús García Vélez.