¿Qué es una idea irracional?

Cuando hablamos de ideas irracionales es obligatorio mencionar a Albert Ellis, psicoterapeuta cognitivo que desarrolló la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC). Su método terapéutico intenta descubrir las irracionalidades de nuestros pensamientos y con ello sanar las emociones dolorosas, dramatizadas y exageradas que son consecuencia de los esquemas mentales distorsionados.

Ellis centra su teoría en que “Las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos”. Así podemos decir que la “TREC” parte de la siguiente hipótesis:

No son los acontecimientos (A) los que nos generan los estados emocionales (C), sino la manera de interpretarlos (B). Por lo tanto, si somos capaces de cambiar nuestros esquemas mentales, es decir nuestros patrones de pensamiento, seremos capaces de generar estados emociones menos dolorosos, más positivos y acordes con la realidad.

¿En qué consiste una idea irracional? Una idea irracional es una creencia rígida y poco realista que suele estar en lo más profundo de la conciencia y forma parte de nuestros valores fundamentales y de nuestra identidad. Suelen incluir contenidos acerca de:

  • Nosotros mismos (“soy débil, soy incompetente, los demás no me respetan, no valgo nada…”).
  • Los demás (“la gente no es de fiar, la gente me puede hacer daño…”).
  • La vida y del mundo (“la vida es muy dura, la vida es absurda, este mundo es un asco…”)

Cuando estas ideas se instalan en la mente, nos generan unos pensamientos automáticos negativos, que disparan nuestras emociones negativas y nuestras expectativas sobre las diversas situaciones de la vida, haciendo que respondamos ante ellas de manera desadaptativa y fortaleciendo dichas creencias negativas.

Por lo tanto, una idea es irracional cuando:

  • Es ilógica y no consistente con la realidad (no se apoyan en la experiencia, distorsionan y exageran).
  • Es inflexible (se expresa en términos de exigencias o necesidades muy urgentes).
  • Produce emociones intensas, de las que se suele intentar escapar impulsivamente.
  • No sirve para conseguir metas y objetivos.

 

Volviendo de nuevo a Ellis, este autor, enumeró una serie de creencias irracionales y las agrupó en 11 ideas irracionales básicas que se pueden resumir de la siguiente manera:

  1. “Necesito amor y aprobación de cuantos me rodean” o “tengo que ser amado y tener la aprobación de todas las personas importantes que me rodean”.
  1. “Para ser valioso debo conseguir todo lo que me propongo” o “si soy una persona valiosa, tengo que ser siempre competente, suficiente y capaz para conseguir todo lo que me propongo”.
  1. “Los malos deben ser castigados por sus malas acciones”.
  1. “Es horrible y catastrófico que las cosas no salgan, no sean o no vayan como yo deseo o quiero”.
  1. “Las desgracias humanas se originan por causas externas y no puedo hacer nada o casi nada para evitar o controlar la pena y el sufrimiento que me producen”.
  1. “Debo pensar constantemente que puede ocurrir lo peor”.
  1. “Es más fácil evitar que enfrentarse a las responsabilidades y los problemas de la vida”.
  1. “Hay que tener a alguien más fuerte en quien confiar”.
  1. “Mi pasado es determinante de mi presente y de mi futuro”.
  1. “Debo preocuparme constantemente de los problemas de los demás”.
  1. “Cada problema tiene una solución acertada, y es catastrófico no encontrarla”

 

¿Cómo podemos enfrentarnos a las ideas irracionales y volverlas racionales o lógicas? Para combatir las ideas irracionales debemos confrontarlas y discutirlas con nosotros mismos, ver qué parte de realidad y de verdad tienen, no conformarnos con anticipar respuestas simples sin haberlas cuestionado, contrastado, analizado y experimentado, buscando otras alternativas más realistas y positivas, sin autoengañarnos, sin buscar justificaciones absurdas y no conformándonos con lo subjetivo, ponernos en lugar del otro, intentar ver cómo lo vería una persona que no tiene los problemas que yo tengo, aprender a observar cómo funcionan otros que ven las cosas de una forma mucho más positiva. En definitiva, intentar ver cómo lo vería una persona ajena y lo más importante permitirnos el lujo de cometer errores para aprender de ellos, analizando las consecuencias, experimentando con ellas y seleccionando aquello que mejor nos funcione.

 

Autor: Jesús García Vélez.