Terapia Cognitivo Conductual

¿Podemos cambiar nuestra forma de pensar? En principio la pregunta parece fácil, pero posteriormente, en la práctica, no lo es. Son muchas las personas que acuden a consulta porque se sienten agobiados o tienen miedo de su propio pensamiento, o porque una idea en concreto les bloquea y paraliza. El miedo suele ser el denominador común y la ansiedad el resultado de no poder controlar nuestros pensamientos que nos crean malestar.

En definitiva, una situación difícil, problema o hecho, nos hace crear un pensamiento hacia ello y éste a su vez nos genera diferentes emociones, sensaciones físicas y comportamientos. Todas estas partes están interconectadas entre sí, por lo tanto, un pensamiento sobre un problema nos afecta a cómo nos sentimos física y emocionalmente y altera lo que hacemos al respecto.

Por ejemplo, salimos cansados de trabajar después de un día duro, nos dirigimos a casa y en el camino, un conocido de toda la vida, le ignora y no le saluda. Nuestro pensamiento puede ser: “me ha ignorado, algo le pasa conmigo”. Los sentimientos generados bien podrían ser tristeza, rechazo y preocupación. Nuestras reacciones físicas podrían ser nauseas, dolor de estómago y poca energía. Y, finalmente, nuestro comportamiento sería el de seguir hacia casa y evitar a esa persona.

Tras este ejemplo, podemos asegurar que nuestra forma de pensar ha afectado a como nos hemos sentido y lo que hemos hecho. Hemos llegado a una conclusión sin tener muchas pruebas de ello y esto supone una serie de pensamientos incómodos y un comportamiento perjudicial para nosotros. Si nos vamos a casa tristes y con la preocupación de que no nos han saludado, probablemente sigamos dándole vueltas a la situación y esto hará que nos sintamos peor.

Entonces, ¿cómo podemos mejorar la situación?, ¿cómo podemos cambiar nuestra forma de pensar y de ver las cosas? La psicoterapia en la que nos basamos los profesionales de Unipsiquia para tratar de cambiar nuestra forma de pensamiento de manera negativa e irracional y romper con ese círculo vicioso entre “pensamiento-sentimiento-reacciones físicas – comportamiento” es la Terapia Cognitivo Conductual (TCC).

La TCC se focaliza en modificar los comportamientos y pensamientos que gestionan el problema psicológico que se quiere intervenir. Es decir, es una forma de entender cómo piensa uno acerca de sí mismo, de otras personas y del mundo que le rodea, y cómo lo que uno hace afecta a sus pensamientos y sentimientos. Se centra en resolver los problemas presentes, del “aquí y ahora” y no en la angustia o síntomas de malestar causados en el pasado.

Esta terapia puede llevarse a cabo en niños y adultos y se ha demostrado como terapia de elección para el tratamiento de ansiedad, depresión, diferentes fobias, mejora de habilidades sociales, trastorno de estrés postraumático, trastorno obsesivo compulsivo, y muchos más.

La TCC nos ayuda, en definitiva, a reaccionar o comportarnos de diferente forma ante la mayoría de situaciones y desarrollar un pensamiento alternativo que cambie lo que finalmente hacemos al respecto.

En el ejemplo que usábamos anteriormente podemos ver que, ante la misma situación, un pensamiento alternativo o favorable podría ser: “No me ha visto, parece ensimismado, me pregunto si habrá tenido un día como el mío…”. Debido a este pensamiento, también cambian nuestros sentimientos, y ahora nos sentimos preocupados por la otra persona. En cuanto a las reacciones físicas, no existirían en este caso porque nos sentimos bien con nosotros mismos. Por último, nuestro comportamiento sería el de acercarnos a esa persona y saludarla nosotros mismos, así nos aseguramos de que está bien.

La misma situación, dependiendo de cómo se piensa en ella, ha dado lugar a dos resultados muy diferentes. Por lo tanto, tener un pensamiento alternativo mejora nuestro día a día y nuestra calidad de vida. Se puede modificar nuestra manera de pensar, pero también hay que trabajar mucho para hacerlo. No obstante conseguirlo está al alcance de nuestra mano.

 

Autor: Jesús García Vélez.